lunes, 6 de junio de 2011

Similitudes entre los bunyoro y el Egipto antiguo


Vía Marvin Harris llego a una descripción del Estado bunyoro, una civilización precolonial ubicada en la zona lacustre de la actual Uganda que presenta paralelismos interesantes con el Antiguo Egipto. Si la clave de éste último era la "trampa hidráulica" (el contraste ecológico entre el valle del Nilo y los desiertos circundantes), el área de los bunyoro cuenta con zonas lacustres y fluviales frente a grandes extensiones de sabana, aunque el contraste ecológico y la fertilidad de las tierras son menores.

Para el Egipto del Imperio Nuevo (siglos XVI-XI a. C.), Baer plantea una densidad media de población de 184 personas por kilómetro cuadrado -oscilando entre 75 y 500 personas según la zona-, mientras que Beattie calcula para la zona bunyoro en el siglo XIX una densidad de población de 12,5 personas por kilómetro cuadrado. A pesar de las diferencias, explicables en gran parte como consecuencia de la extraordinaria fertilidad del valle del Nilo, sus similitudes ecológicas condujeron a una organización política y económica similar (la negrita es mía):
Dirigidos por un gobernante hereditario llamado mukama, los bunyoro totalizaban aproximadamente 100.000 habitantes, ocupaban una zona de 5000 millas cuadradas de esa parte de la región lacustre central del este de África que hoy se conoce como Uganda y se ganaban la vida, principalmente, cultivando mijo y plátanos. Los bunyoro estaban organizados en una sociedad feudal y, sin embargo, auténticamente estatal. El mukama no era un simple jefe redistribuidor sino un rey. El privilegio de utilizar todas las tierras y los recursos naturales era una concesión otorgada por el mukama a alrededor de una docena de jefes, que después traspasaban la concesión a los plebeyos. A cambio de esta concesión, cantidades de alimentos, artesanía y servicios laborales se encaminaban a través de la jerarquía de poder hasta el cuartel general del mukama. A su vez, el mukama dirigía la utilización de esos bienes y servicios en nombre de las empresas estatales. (...).

Mediante su control sobre los almacenes centrales de cereales mantenía una guardia palaciega permanente y colmaba de recompensas a los guerreros que mostraban su valentía en el combate y lealtad a su persona. El mukama también dedicaba una proporción considerable de su tesoro a lo que hoy llamaríamos "la creación de imagen" y las relaciones públicas. Se rodeaba de numerosos funcionarios, sacerdotes, hechiceros y servidores tales consagrados a la custodia de las lanzas, de las tumbas reales (...). También estaban presentes el amplio harén del mukama, sus numerosos hijos y las familias políginas de sus hermanos y otros personajes reales.
La clave del paralelo está en la existencia de una economía palatina basada en el almacenamiento centralizado y a gran escala, imprescindible para distribuir el riesgo de malas cosechas y sostener a una casta de funcionarios, militares y artesanos; en la delegación del gobierno provincial a los jefes locales, encargados de cobrar tributo (recuerdan a los nomarcas y sumos sacerdotes egipcios) y en la relativa sacralización del poder (el monarca se atribuye poderes sobre la naturaleza y se le rinde culto tras su muerte). El papel político del harén real también es una similitud interesante.

Y hasta aquí puedo leer. Me reservo para otro capítulo explicar el por qué de esta "economía palatina" en casi todos los Estados prístinos, desde el Próximo Oriente hasta Sudamérica.

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