Varios apuntes rápidos:
1. La aparición de la guerra como un fenómeno generalizado, distinto de las agresiones puntuales, implica que la tierra ha adquirido valor económico; es decir, que de su posesión depende la satisfacción de alguna necesidad humana. Cuando la población es escasa y la tierra abundante, el valor económico de una unidad de tierra es cero y, por lo tanto, se puede renunciar a ella sin renunciar a necesidad alguna. Por este motivo, las sociedades cazadoras-recolectoras simples tienden a evitar la guerra desplazándose a otros territorios cuando son atacadas, al tiempo que los grupos agresores tienden a ser escasos.
2. Conforme aumenta el valor económico de la tierra aumentan los incentivos para la guerra, puesto que de su posesión depende la satisfacción de necesidades humanas más apremiantes.
3. La guerra aparece cuando los beneficios de explotación de una parcela superan los costes de defender tal parcela de agresiones externas; es decir, cuando la resistencia es más económica que la migración. En otros términos, podríamos decir que la guerra aparece cuando la intensificación económica o la explotación de recursos altamente productivos ha llegado a tal punto que su producción total, menos los costes de defensa, es superior a la producción total de cualquiera de las tierras alternativas. Por ejemplo, si los beneficios de explotación de un valle, descontado el coste de construir murallas, terraplenes y armas (además del tiempo empleado en la guerra), son superiores a los beneficios que podrían obtenerse de la explotación en las estepas y montañas circundantes, es previsible que los habitantes de tal valle tiendan a fijarse al territorio e invertir en su defensa frente a los habitantes de las estepas. Si los costes de defensa merman los beneficios de explotación del territorio por debajo de los beneficios que se obtendrían en los territorios circundantes (algo muy probable donde la densidad demográfica es muy baja), la estrategia más probable es la migración a tales áreas.
Cabe distingur esta explicación del clásico argumento basado en la presión sobre los recursos. En ocasiones, un aumento en el valor económico de la tierra no implica que de su posesión dependa la supervivencia de la comunidad (aunque con frecuencia ambas situaciones aparezcan asociadas); sólo significa que su posesión otorga alguna ventaja a su poseedor que no podría obtener de otro modo. Esto bastaría para despejar la confusión acerca de los orígenes de la guerra donde, aparentemente, no existía presión sobre los recursos en sentido estricto, como el Egipto predinástico (IV milenio a. C.) [1].
Dado que existe una estrecha correlación entre la densidad demográfica y el tamaño de las unidades políticas (aunque existen notables excepciones que deben ser explicadas, como los estados comerciales), podemos intuir que el aumento en el valor económico de la tierra es una de las principales causas de la guerra. No es casual que las primeras evidencias arqueológicas generalizadas de agresión entre humanos daten del Mesolítico.
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[1]: Todavía este caso es discutible, puesto que sí se ha correlacionado el aumento de la conflictividad con una disminución de las áreas de explotación debido a cambios climáticos.