En La privatización del Imperio romano y El feudalismo como orden espontáneo apuntábamos a la aparición de la caballería pesada (vinculada con la extensión del estribo) como uno de los factores que explican el orden social de la Edad Media. En este sentido son interesantes los cálculos de Robert Fossier (2000) en relación al coste en hectáreas de tierra de equipar a un caballero medieval:
Todos estos elementos (casco y armadura) junto con la larga lanza, la espada de dos manos y los ornamentos del arnés, necesitan la intervención de un número apreciable de artesanos y de muchos gastos: en el siglo XII se estimaba que un caballero sólo podía estar correctamente equipado si poseía o explotaba 150 hectáreas, en el siglo XIV le hará falta tres veces más (es decir, 450 hectáreas).¿Explica esto, en alguna medida, la estructura de la propiedad en la Edad Media? Pienso que sí, pues existen indicios para suponer que desde la caída del Imperio romano hasta época de Carlomagno (y más allá) la propiedad de la tierra tiende a concentrarse en pocas manos. Suponiendo que 150 hectáreas dieran para mantener, por ejemplo, a 5 familias; y que cada familia pudiera proporcionar entre 2 y 3 campesinos adultos levemente equipados para la guerra, es evidente que los resultantes 10-15 campesinos no son rival para un caballero equipado con cota de malla, yelmo, escudo, espada y lanza. Por tanto, existen incentivos para que tales familias paguen una renta al caballero feudal a cambio de que éste se comprometa a defenderlas. Así, las economías de escala derivadas de una cuestión puramente tecnológica tienden a repercutir en toda la estructura social (aunque no se trata, ni mucho menos, del único factor) [1].
Este proceso, naturalmente, no tenía por qué ser pacífico: en ocasiones los pequeños propietarios y las comunidades de aldea se encomendaban voluntariamente a un señor (especiamente ante ataques vikingos y musulmanes), mientras que otras veces los señores extorsionaban a los campesinos hasta ocupar definitivamente sus tierras. La cuestión es que, independientemente de la vía, adoptar tal modelo implicaba muchas ventajas en un contexto de competencia por los recursos, aunque la vida de los campesinos no tenía por qué mejorar con ello a largo plazo.
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[1]: Entre otras cabría citar la baja densidad demográfica y la baja productividad del trabajo, que explican por qué los territorios musulmanes o el norte de Italia, conociendo el estribo, desconocieron el feudalismo en sentido estricto.
Hola Victor,
ResponderEliminarun entrada muy interesante. Te planteo una serie de preguntas que me han surgido al leer la entrada:
- ¿Era la guerra/violencia lo suficientemente rentable como para modificar de una manera tan determinante la estructura social de la época?
- La eterna pregunta: ¿cómo crees que condicionó la infraestructura a la superestructura? (Al plantear la pregunta de esta forma, estoy dando por hecho que la superestructura fue más determinante)
- ¿Podríamos analizar al Estado hoy día de la misma forma que a los caballeros en la Edad Media? Quiero decir, ¿son los Estados y, por tanto, también, la guerra/violencia rentables?
Un saludo
Hola Francisco, perdona la tardanza.
ResponderEliminarSi no te importa, respondo a las dos primeras preguntas como una sola (es un tema apasionante y dificilísimo; no sé si mi respuesta te satisfará):
1 y 2) Suponiendo que la agresión (con diferentes grados de intensidad) es consustancial al ser humano, la guerra surge cuando los beneficios de defender un territorio son superiores a los beneficios de ocupar uno nuevo. Como debes intuir, eso supone cierta presión demográfica y cierta fijación al territorio. El coste de oportunidad de la guerra es cada vez menor conforme se van ocupando las tierras (en sentido amplio: campos de cultivo, pastos, costas, ríos, etc.) más productivas, y en ese contexto las sociedades tienden a adoptar estrategias culturales como incentivar los comportamientos agresivos, la capacidad de liderazgo, el honor, etc.
Cuando dices si la guerra ha sido lo suficientemente rentable supongo que te refieres a si no existían alternativas pacíficas, ¿verdad? Básicamente, creo que existen 2 soluciones: a) la intensificación económica, que casi siempre acaba anulada por un posterior aumento de población; b) la integración política, que tiende a garantizar la paz interna, promover el comercio y desviar el excedente demográfico hacia el exterior. No obstante, la opción A está siempre limitada por el desarrollo tecnológico, y la opción B necesita que los costes de administración (dentro de la unidad política) sean inferiores a los costes de transacción (entre las unidades políticas menores). También es común que las instituciones que han sido creadas inicialmente para solucionar el problema de la guerra (u otros) terminen aprovechando sus oportunidades de control para socializar costes y privatizar beneficios militares, extendiendo la guerra a un nivel superior de lo que habría sucedido en otro caso.
En el caso de la Edad Media debemos suponer que la presión sobre los recursos era lo suficientemente alta como para "hacer rentable la guerra" y otorgar una ventaja a las comunidades que adoptaran estructuras feudales, que daban un uso más eficiente a la nueva tecnología de la guerra (el estribo). Donde la presión demográfica fue más baja, como en la Meseta ibérica, el feudalismo fue más débil y coexistió con una base amplia de pequeños campesinos libres.
ResponderEliminarCreo que esto responde a tus dos primeras preguntas, pues el estribo sólo da lugar al feudalismo suponiendo determinadas condiciones infraestructurales: una demografía relativamente baja (más baja que en el mundo musulmán y bizantino; más alta que en las estepas euroasiáticas o la Meseta castellana) y una tecnología de producción determinada. Sin embargo, personalmente considero que la tecnología militar no es un elemento superestructural sino infraestructural, pues los servicios de defensa y seguridad son tan relevantes para la subsistencia y la supervivencia como cualquier otro aspecto de la producción, y tienen una incidencia similar en la evolución cultural. En mi crítica al Materialismo desarrollaba un poquito más la idea, por si te interesa. Dentro de poco me gustaría colgar algo sobre el materialismo cultural de Harris, que en ese sentido afina mucho más que Marx.
3) En mi opinión, sí: un análisis científico es aplicable a todas las sociedades, independientemente de época y lugar, pero cabe hacer algunas apreciaciones. Los científicos sociales pueden saber de qué factores depende la evolución social, pero no pueden predecirla: la información relevante está dispersa y generándose continuamente. Sabemos por qué surgió en el pasado el Estado que sufrimos hoy, pero no sabemos si bajo las condiciones tecnológicas y económicas actuales es la alternativa más eficiente. Puede que ya estemos evolucionando hacia Estados más grandes; hacia ciudades-estado o hacia un libre mercado radical. No lo sabemos.
El origen de los Estados actuales hay que situarlo en una perspectiva de larga duración: se consolidan y se expanden en la Edad Moderna, copan el globo gracias al telégrafo, la máquina de vapor y la ametralladora y vuelven a contraerse a causa de sus contradicciones internas. Probablemente la gestión de las tecnologías militar y energética sean los dos factores que explican al Estado hoy, ¿pero quién sabe si internet y la innovación sin patentes no pueden hacerlo mejor?
En cuanto a la rentabilidad de la guerra, es una pregunta interesante. Siempre que quienes tomen esas decisiones interioricen los beneficios pero exterioricen sus costes es muy probable que la guerra se extienda más allá de lo que sucedería en otro caso. Pero también es cierto que el comercio fluido inhibe la guerra, por lo que podemos esperar que haya más paz conforme se extiendan el libre cambio y la estabilidad institucional. De hecho, las potencias imperialistas de la actualidad sólo intervienen militarmente donde esas dos condiciones no se dan; en países donde pueden obtener recursos estratégicos para un sector crucial de su industria sin dañar las exportaciones (y favoreciendo la importación de ese recurso estratégico).
Un saludo.
(Perdona la extensión y la fragmentación; blogger me ha obligado a partirlo en dos).
ResponderEliminarPor cierto, donde dije "crítica al Materialismo" quise decir, obviamente, "crítica al Materialismo histórico".
Las respuestas que pueda dar la antropología política al tercer punto que planteé pueden ser muy interesantes.
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